HISTORIA DEL VINO
EN MÉXICO
INTRODUCCIÓN
Para
hablar sobre la historia del vino en México y cuándo empiezan a desarrollarse
las casas productoras de vino en nuestro país, es necesario primero saber qué
es el vino, dónde, cuándo y cómo aparece por primera vez en la historia de la
humanidad.
Por
eso en este trabajo monográfico empezaremos dando su definición, haremos un
breve marco histórico de esta bebida espirituosa en la tradición humana,
explicaremos como llegó al continente americano, en particular a nuestro país, y
hablaremos del desarrollo de la industria vitivinícola mexicana: quienes
fueron los primeros productores de vino, en que zonas del país están ubicados y
la calidad del vino mexicano a nivel internacional.
Esperamos
que este trabajo sea de su agrado y cumpla con sus expectativas, así también
deseamos que sirva como una guía para posteriores tareas que se refieran a la
historia del vino mexicano.
Pero
antes de entrar de lleno al tema queremos que disfruten de un poema del poeta
argentino Jorge Luis Borges que en sus versos resume la esencia y la presencia
del vino en la historia de la humanidad:
En el
bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.
Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.
En la
aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.
Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías.
Vino que como un Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.
En
tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.
En las arrebatadas estrofas de sufi
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.
Que otros en tu Leteo beban un triste olvido
Yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.
Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.
Vino del mutuo amor o la roja pelea
alguna vez te llamaré. Qué así sea.
Jorge Luis Borges
(Nació en Buenos Aires Argentina el 24 de agosto de 1899 y murió en Ginebra, Suiza, el 14 de junio de 1986)
¿QUÉ ES EL VINO?
Definir
el vino en realidad no es algo tan sencillo, como dice Wolfgang Vogel en su
libro: “ELABORACIÓN CASERA DE VINOS”*. Dice que para poder dar una definición
exacta sobre el vino primero hay que remontarnos al pasado de la humanidad.
Nosotros también pensamos igual, pero como señala Luis Javier García y García
en su obra: “Fino LOS BORBONES Sierra de Mantilla”, es necesario saber ¿qué es
el vino?
Así
que para dar su definición, Luis García, cita al descubridor de la
fermentación, el químico francés Luis Pasteur. Pasteur definió al vino como “la
más sana e higiénica de las bebidas”. Ésta, agrega, Luis García es una noción cariñosa
y romántica del vino. Y comenta que debemos ser más específicos, más objetivos,
aunque seamos menos cálidos a la hora delimitar el esplendor del vino.
Por
esa razón, Luis García acude a la definición de la Organización Internacional
de la Vid y el Vino (OIV) que declara, desde 1932, que: “El vino es la bebida resultante de la fermentación alcohólica total o parcial de
la uva fresca o del mosto”.
Por
tanto, hoy en día, podemos decir junto con el heredero de José María García
Márquez, que el vino es “un producto totalmente natural, procedente de un fruto hermoso (la uva) y
convertido en vino por un proceso totalmente natural (la fermentación) **.
_________________________________________________________________
*
“Elaboración Casera de Vinos” de
Wolfgang Vogel, traducido por Jaime Esaín Escobar. Editorial ACRIBIA, S.A.
Zaragoza, España. Impreso en España. Año 1998.
**
“Fino LOS BORBONES Sierra de Montilla”, Herederos de José María García de
Márquez, obra de Luis Javier García y García, Córdoba, España, página web: http://www.losborbones.com/ficheros/los_borbones.htm
BREVE RESEÑA HISTÓRICA
DEL VINO
Según
el enólogo mexicano de ascendencia francesa, Julio Michaud, la historia del
vino se remonta a los albores de la humanidad y en esto coincide con Wolfgang
Vogel.
Vogel,
de una manera más audaz, asume que el néctar de las uvas fue descubierto por el
hombre hace 10,000 mil años. Pues se sabe que la primera celebración con vino
se realiza en el Arca de Noé después del Diluvio Universal, que según, geólogos
como Witman Ryan y Walter Pitman, ocurrió durante la última era Glacial, es
decir hace diez mil años.
Michaud
comenta que gracias a la invención de la escritura cuneiforme se puede saber
ahora, a ciencia cierta, que el vino fue
consumido 5000 años antes de Cristo (a.C.) en Mesopotamia.
En
esa era los hombres de los ríos Tigris y Éufrates ya disfrutaban de las
delicias espirituosas del vino y la tomaban como una bebida sagrada en honor de
sus dioses: An ( dios del cielo) y Nammu (diosa madre), a quienes atribuían la fertilidad de la tierra
y la generosidad de sus cosechas. En el mes de octubre, los mesopotámicos empezaban su nuevo año con
danzas, bailes y cánticos en honor de sus dioses.
Michaud,
siguiendo el hilo de la historia escrita,
comenta que en el año 4000 a.C., el vino llega a Egipto y los egipcios
le dan un valor religioso y elitista. En Egipto, de acuerdo a investigadores de la Universidad
de Barcelona, el vino era consumido por el Faraón, la clase noble y los sumos
sacerdotes. Osiris fue considerado el dios del vino y la fertilidad. (Ver:
Artículo: “EL vino y los faraones”
http://www.consumer.es/seguridad-alimetaria/ciencia-y-tecnologia/2004/04/13/11792.php Artículo).
Años
más tarde, en siglo VII a.C., griegos y
egipcios tienen contacto y sostienen un importante intercambio cultural, social
y comercial. En esa época los griegos conocen el vino y lo llevan hasta sus
tierras, donde lo consumen en honor a Dionisio, el dios de la agricultura y el
teatro.
Los
griegos tuvieron una gran producción de vinos, en especial eran de gran calidad
los vinos de las islas Quíos y Tasos; pero la decadencia del imperio helénico
trajo como consecuencia que el imperio Romano tomara el control casi total de
la producción de vinos de aquella era.
Los
romanos alentados por su emperador, Julio César, sembraron la vid por toda
Europa. Conforme iban conquistando, iban creando enormes viñedos para la
producción del vino. Así llevaron el vino a Alemania, Francia y España.
A
España lo llevan por dos rutas importantes: Por los Pirineos y por las costas
del Mediterráneo español. Estas rutas le dan características muy especiales al
vino español. Entonces, el vino del norte de Tarraconenses y el vino del sur de
Baética se convierten en los mejores vinos del Imperio Romano y en el
antecedente de los mejores vinos españoles que hay en la actualidad.
Más
con la llegada de los bárbaros germánicos a España muchas plantaciones
vitivinícolas fueron destruidas durante el siglo VII, y fueron los monjes
españoles en sus monasterios quienes salvaron la industria del vino en la
península ibérica. Los monjes decían: “sin vino no hay misa”.
La
presencia árabe en España también contribuyó a que la industria vitivinícola en
la península se desarrollara mucho más. Pues, pese la prohibición religiosa del
Corán en contra del alcohol, muchos califas y emires poseían grandes viñedos y
comercializaban con barricas de vino español por toda Europa.
A
finales de la Edad Media, con el descubrimiento de América, el vino llega a
nuestro continente.
Los
Reyes de España, -que patrocinaron a Cristóbal Colón en su búsqueda de nuevas rutas a las indias-, con el
descubrimiento del nuevo mundo vieron la oportunidad de un nuevo mercado para
la producción y exportación de los vinos españoles.
En
esos días los vinos españoles eran muy cotizados en toda Europa. Tanto así que
los piratas atacaban a los españoles no sólo por el oro y la plata de sus
colonias en América, sino también para robar los vinos y el jerez español.
Cuentan
que el pirata inglés Francis Drake atacó
Cádiz para apoderarse de 3000 botas de
jerez. El jerez fue una de las bebidas preferidas por la reina Isabel I de
Inglaterra. Ella se lo recomendó al pirata anglo-holandés, Conde Essex, quien sin titubear atacó Cádiz una vez más para
hurtar más vino español.
Ver: “El vino, conocimientos básicos” de Julio Michaud,
editorial Everest S.A. Impreso en España.
Páginas
Web: http://www.delbuencomer.com.ar/index_archivos/historiadelvino.htm
Wikipedia
temas: España y el vino.
HISTORIA
DEL VINO EN MÉXICO
Como vimos en la página anterior, los vinos españoles ya
gozaban de un gran prestigio en Europa antes del descubrimiento de América.
Así, luego de la llegada de Cristóbal Colón, los Reyes de
España se prepararon para la conquista de América y para esto contaron con la
ayuda de dos valientes capitanes, ávidos de fama y fortuna: Hernán Cortés y
Francisco Pizarro.
Hernán Cortés decidió conquistar el Norte de América y
Francisco Pizarro el sur. En el nombre del Rey de España Carlos V, la Corona Española
y en el nombre de Dios, Hernán Cortés llegó a tierras aztecas y Pizarro a
territorio inca y fundó el Perú.
Sin más miramientos Cortés conquistó Tenochtitlán el 13
de agosto de 1521 y creó el Virreinato de la Nueva España. Tres años más tarde,
a partir del 20 de marzo de 1524 hace traer la vid europea o “vitis vinífera” a
la Nueva España y ordena que cada colono español plantara 1000 pies (un poco más
de 300 metros) de uva europea por cada
100 nativos que tuvieran a su servicio.
Siete años más tarde, el Rey Carlos V fortifica el
proyecto del conquistador de México y ordena que todo navío con destino a la
Nueva España transporte viñas y olivo para su cultivo.
Hasta que en 1554 comienzan a elaborarse los primeros
caldos de uvas para la elaboración del vino en la Nueva España.
Sin embargo, según María Luisa Tavernier, escritora e
investigadora mexicana “la primera vez que se fabricó vino en la Nueva España,
hoy México, fue en el año de 1594, en la hacienda Santa María de las Parras, en
el Estado de Coahuila, gracias al capitán español Francisco de Urdiñola”.
Y parece que así fue, pues según los historiadores el año
1580 un grupo españoles se dirigió al norte del país con la intensión de
encontrar nuevas minas de oro. Sin embargo descubrieron entre Zacatecas y
Coahuila un valle mucho más valioso que el oro. Hallaron un valle con uvas
silvestres, con uvas americanas a las que llamaron “vitis rupestris”, “vitis
labrusca” o “vitis barlandieri”.
Cabe señalar que los aztecas conocieron estas uvas
silvestres pero no les gustó su sabor, pensaban que era un fruto demasiado ácido
y el jugo lo consumían echándole miel. Se desconoce hasta la actualidad si
fermentaban el mosto y si elaboraban alguna especial de vino. La pregunta aún
está en el aire.
Los aztecas llamaron a la uva silvestre acacholli, los purépechas la conocieron
como seruráni, los otomíes como obx y los tarahumaras le llamaron úri.
Estas uvas silvestres fueron muy consumidas por los
pueblos nómadas del suroeste de Estados Unidos de Norteamérica en: Tennessee,
Kentucky, Illinois, Missouri, Kansas, Nuevo México, Oklahoma, Arkansas, Texas,
Luisiana y Mississippi; y por los del norte de México ubicados entre:
Coahuila, Chihuahua, Zacatecas y San Luis Potosí.
La vitis rupestris se caracteriza porque es una vid
resistente al insecto llamado filoxera (como lo veremos más adelante), no es
una planta trepadora, que no crece en la sombra y se halla en praderas con abundante agua.
Bueno regresando a la crónica histórica esta uva
silvestre americana fue descubierta por ese grupo de españoles quienes fundaron
la Misión de Santa María de las Parras.
Luego en 1593 el capitán Francisco de Urdiñola fundó su
vinícola Marqués de Aguayo en la Hacienda de Santa María de las Parras y como
dice, María Luisa Tavernier, el pacificador español fue el primero en producir
vino en México.
Santa María de las parras fue la primera bodega comercial
de vinos en la Nueva España (México) y en toda América; pero, después de la
muerte de Carlos V, el nuevo Rey Felipe II ordena en el año de 1595, la
prohibición de la siembra de nuevos viñedos en los virreinatos americanos y
también prohíbe la producción de vino americano, para proteger a los
productores de uva y vino español.
El Virrey de la Nueva España, Luis de Velasco y Castilla
así como sus sucesores ordenaron que se cumpliera con las ordenanzas de Felipe
II y sólo permitió que siguieran existiendo los viñedos que a la fecha ya
estaban establecidos; pero les prohibía la producción del mosto para la
elaboración del vino.
Sin embargo, los religiosos y misioneros españoles en la
Nueva España se negaron a cumplir con el mandato de la corona, porque decían
que: “Sin vino, no hay misa”, y el vino es el cuerpo y la sangre de Cristo en
el misterio de la transustanciación que ocurre en el momento de la consagración
del pan y el vino durante la misa.
Entonces, misioneros franciscanos como el padre Juan
Ugarte se asentaron en Baja California, muy lejos de la capital de la Nueva
España y comenzaron con la producción de vid y vinos californianos. A este
religioso se le atribuye ser el fundador de la industria vitivinícola a de la
península de Baja California.
Otro religioso importante, que no podemos dejar de
mencionar, es el padre Fray Junípero Serra, quien llevó de Loreto a las Altas
Californias la producción de uva y vino, en el año de 1769.
Julio Michaud en su obra “EL Vino, conocimientos básicos,
manifiesta que el jesuita Eusebio Francisco Kino, más conocido como el padre
Kino es también un pilar en la historia vitivinícola mexicana. Con su trabajo
de evangelización llevó el vino hasta el noroeste mexicano y suroeste de los
Estados Unidos de Norteamérica, en el siglo XVIII.
EL VINO EN MÉXICO ANTES DE LA INDEPENDENCIA
A finales del siglo XVIII ya se estaban cociendo muchos
cambios sociales en el mundo. Las ideas liberales exhortaron, primero, a los
Estados Unidos de Norteamérica a liberarse del yugo británico. Hecho que logra
en 1783. Y, en segundo lugar, seis años más tarde en 1789, inicia la Revolución
Francesa con sus ideales de Justicia, Libertad y Fraternidad.
Los criollos de la Nueva España no estaban ajenos a estos sucesos y comienzan a
cultivarse las primeras ideas de libertad en nuestro país.
Estas ideas fueron acogidas en especial por don Miguel
Hidalgo y Costilla, que según María Luisa Tavernier tenía grandes deseos de
poseer sus propios viñedos, pero por la
prohibición de la Corona española no podía hacer realidad uno de sus más
queridos sueños.
“El ilustre Miguel Hidalgo y Costilla, padre de la
independencia de México, soñó en cultivar la vid, desarrollar la industria
vitivinícola y criar el gusano de seda; lastimosamente encontró por parte de la
metrópoli española una fuerte oposición”, dice María Luisa Tavernier en su
libro “El vino y las letras, la Uva pródiga” publicado por editorial Diana, en
México año 1994.
En estos días la producción de vino nacional estaba
estancada y no tenía el auge que tuvo en los inicios de la colonia.
DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO
SE CREA UN HÍBRIDO ENTRE LA VITIS VINÍFERA Y LA VITIS RUPESTRIS
Al caer el virreinato de la Nueva España y surgir la
República Mexicana en 1810, la
producción de vinos en el país seguía siendo escaza. Sólo se producía en las
Californias; y esto empeoró en 1857, cuando el clero pierde todo el poder que
tenía durante la colonia y muchos de sus viñedos fueron expropiados y llevados
a la quiebra.
Tuvieron que pasar más de 21 años para que la
comercialización del vino nacional vuelva a surgir. Así en 1888, Francisco Andonegui
y Miguel Ormart fundan en Ensenada, Baja California, la primera
comercializadora de vinos llamada: “La Bodega de Santo Tomás”.
Pero, se encontraron que tenían que luchar contra
corriente porque desde los gobiernos de Agustín de Iturbide hasta la llegada de
Porfirio Díaz al poder proliferó en México la importación de vinos franceses,
que no permitían el desarrollo de la industria vitivinícola del país.
En el año de 1895, el general Porfirio Díaz, ordena al
viticultor húngaro Concannon que vigile que en cada estado de la República
Mexicana exista por lo menos un viñedo para volver a producir vinos tintos,
rosados y blancos en nuestro país.
La familia Concannon aprovechó el potencial vitícola del
país e introdujo cepas francesas en el valle de California; pero debido a los
cambios sociales, que vivía la nación, los Concannon abandonan México el año de
1904.
También en el año de 1900 las cepas importadas fueron
atacadas por la filoxera, insecto que mermó la producción de vinos en México. A
partir de entonces los viticultores crearon un híbrido entre la uva europea y
la uva rupestre americana.
Este híbrido fortaleció a la vid europea, hizo su raíz
más fuerte contra el ataque de la filoxera, de manera que la misma planta podía
curar sus heridas, y le dio la calidad de la vid europea a la vitis rupestris.
Así, dice Julio Michaud que en la actualidad todos los vinos del mundo son
producto del hibrido entre la vitis vinifera y la vitis rupestris americana.
Pero siguiendo con la crónica del vino mexicano, en el mismo
año que se marchó la familia Concannon, 1904, llegaron a Ensenada un grupo de
migrantes rusos molokáns, que lucharon por reactivar la industria vitivinícola
del país.
DURANTE
LA REVOLUCION MEXICANA
Sin embargo, los cambios sociales que vivía México, el
descontento de los indígenas, de los campesinos y de la clase media en contra
de la oligarquía mexicana representada por el dictador Porfirio Díaz llevó al
país a una lucha intestina conocida como la Revolución Mexicana.
En 1910 la guerra civil mexicana provocó que el campo
nacional fuera abandonado y destruido, Lo que trajo como consecuencia que los
viñedos mexicanos también fueran desmantelados y arruinados.
Los campesinos estaban acostumbrados, por tradición, a
beber el pulque y los revolucionarios criollos bebían mezcal y tequila, que
hacían de manera artesanal. La industria vitivinícola nacional se detuvo
totalmente durante la Revolución Mexicana.
A PARTIR DE 1920
Al finalizar la Revolución Mexicana en 1920, inicia otra
vez una incipiente industria vitícola en el país, pero por falta de tecnología
y conocimientos de la vinicultura se produjo un vino de poca calidad que no
podía competir con los vinos de California, Estados Unidos y muchos menos con
los vinos de Europa ni con los vinos chilenos, que por entonces estaban
formando una historia y una tradición.
El vino mexicano de estos días eran blancos amarillentos,
tintos oxidados y les faltaba o sobraba dulzor o acidez.
Sin embargo, aunque Julio Michaud no está de acuerdo con
la fecha, porque según él la producción seria de la industria del vino mexicano
empieza a partir de 1940, fue a partir de 1928 que la industria mexicana del
vino toma cuerpo con la llegada del migrante italiano Angelo Cetto Carli a
tierras aztecas.
Angelo Cetto Carli funda en Tijuana, Baja California, las
primeras bodegas Cetto. Cabe indicar que su hijo, Luis Agustín, continua hasta
ahora la tradición y a partir de los años 60 y 70 impulso la viticultura en los
valles de Guadalupe, San Antonio de las Minas y San Vicente.
En 1929, Nazario Ortiz Garza, secretario de Agricultura
del presidente Emilio Portes Gil, impulsa la industria vitícola y establece
bodegas en el Estado de México, Distrito Federal, Puebla, Coahuila,
Aguascalientes, Durango y Chihuahua.
En 1930, con la segunda emigración española y con los que
llegaron huyendo de la Guerra Civil de España (1936-1939), los vinos españoles
tomaron otra vez el liderato del mercado mexicano y los productores nacionales fabricaron
caldos que aparentaran el sabor de los
vinos ibéricos. El vino nacional había perdido identidad y personalidad.
Diez años más tarde en 1940, la industria vitivinícola
del país se solidifica. Se mejoran las técnicas para la elaboración del vino
mexicano, promocionarlo y darlo a conocer al mundo entero.
En 1943 se funda la Vinícola del Vergel en la comarca
lagunera.
En 1948 se crea en México la Asociación Nacional de
Vitivinicultores con el fin de darle una
identidad propia al vino mexicano y hacerlo competitivo a nivel mundial.
En 1958, Don Francisco Domenech crea la empresa “Cavas de
San Juan”, que produce los vinos “Hidalgo”, en el Estado de Querétaro.
En 1968, Don Eugenio Nicolau funda las “Bodegas Cruz
Blanca”, en el Estado de Querétaro”, pero a partir de 1992 se convierte en
industrias ZUCO S.A. de C.V. y produce aguardiente de caña, jarabe para hacer
aguas frescas, jerez, vinos y vodka
En 1975, Angelo Cetto funda “Bodegas La Cetto” en Baja
California. Tiene presencia en más de 25 países del mundo y ha sido galardonado
en Inglaterra (1997 y 1999), Francia (1997),
España (1997 y 1998) y en Canadá y Estados Unidos en 1998.
En 1977, el enólogo Hugo D’ Acosta funda la “Casa de
Piedra” en San Antonio de las Minas,
Ensenada, Baja California.
En 1980 la Oficina Internacional del Vino (OIV) escoge a
México como sede de su Asamblea Anual y su congreso Internacional, durante el
gobierno de José López Portillo. El vino mexicano a partir de ahora es reconocido
internacionalmente y es competitivo a nivel mundial, como dice Julio Michaud.
En 1981, después del congreso de la OIV en nuestro país, Francisco
Javier González funda en su tierra natal, Zacatecas, “Bodegas del Altiplano.
En 1985, el enólogo mexicano de origen francés Fernando
Martain, junto con la familia Valentín, fundan las bodegas “Cavas de
Valmar” al norte de Ensenada, Baja
California.
En 1987, en Querétaro una familia de catalanes funda
“Freixenet México”, en el municipio de Ezequiel Montes. Aquí su especialidad
son los vinos rosados y espumosos, sin dejar de producir tintos y blancos.
Este mismo año, en Ensenada, Baja California, Ricardo
Hojel, Hans Backhoff y Jaime Navarro fundan “Monte Xanic”. La palabra Xanic fue
tomada de los indígenas Cora de Nayarit y significa: “Flor que brota después de
la primera lluvia”.
En 1988, en el Valle de Guadalupe, el mexicano de
ascendencia rusa David Bibayof, abre la “Casa Bibayof” y se dedica la venta de uva y a la producción
de vinos a baja escala.
En 1994, Ernesto Álvarez Murphy, en Baja California,
funda la casa “Chateau Camou”, cuyo objetivo específico es crear vinos de clase
mundial.
En 1999, en el mismo estado se funda “Adobe Guadalupe”,
convirtiendo así al Estado de Baja California en una de las mejores regiones
del mundo para producir vinos de excelente calidad. En particular porque su
clima es similar al clima del mediterráneo europeo.
LOS VINOS DE
MÉXICO EN EL SIGLO XXI
Con la llegada del nuevo siglo, a partir del año 2000, la
casa Pedro Domecq, que pertenece al Grupo Pernord Ricard co-líder de la
industria mundial de vinos y licores fue la primera vitivinícola mexicana en
ser certificada con el sello ISO 9001, en el año 2002.
Cabe señalar que esta casa llegó a México en 1948 y su
principal objetivo fue la producción de Brandy, antes que vino. Por eso no la
registramos en la cronología de la historia del vino mexicano. Sin embargo
ahora también pertenece a la tradición vitícola de nuestro país.
En ese mismo certamen realizado en Bruselas, Bélgica,
también fueron premiadas las casas: La Cetto, Madero y Bodegas de Santo Tomás;
por su calidad competitiva a nivel mundial.
El vino mexicano entró con el pie derecho al nuevo
milenio, sus principales casas fueron galardonadas y reconocida su calidad
internacionalmente, sin embargo, la historia del vino nacional no es una
historia lineal, sino una historia de caídas y volverse a levantar.
En la actualidad la industria vitícola se está ampliando
y está mirando hacia el sur, por ejemplo a partir del 2008 en el complejo
agropecuario Santa Génova, ubicado en Campeche, se ha creado el primer viñedo
del sureste mexicano impulsado por el gobierno del estado.
También con motivo del Bicentenario de la Independencia
de México se organizó el proyecto de Vinos del Bicentenario con la aprobación
de la Presidencia de la República, del Consejo Mexicano Vitivinícola y la participación de 21 bodegas orgullosamente
mexicanas entre las que destacan: L. A. Cetto, Casa Pedro Domecq, Monte Xanic,
Casa Madero, Adobe Guadalupe, La Redonda, Cavas Freixenet, Tanamá, Roganto,
Santo Tomás y Camou, entre otras.
Asimismo, cada año también se festeja en nuestro país el
Festival de 100 Vinos mexicanos con el propósito de dar a conocer lo mejor de
la producción nacional y los hermosos viñedos que hay en el país. Por ejemplo,
en el 2010, se realizó el festival en Querétaro.
CONCLUSIÓN
Para concluir podemos decir que la pujante industria
nacional del Vino Mexicano tiene un gran futuro, si los enólogos y los
propietarios de los viñedos siguen trabajando con la misma determinación y
seguridad con la que empezaron los fundadores de la manufactura del tinto, del
blanco, del rosado y de los espumosos vinos mexicanos.
El vino mexicano se ha ganado a pulso un lugar en el
mercado internacional y su calidad año con año compite exitosamente en todos
los eventos internacionales del mundo como: El Chardonnay du Monde de Francia,
Vienalies Internationales en Paris, Expoviña de Suiza, Intervin
International Award de Estados Unidos, Monde Selection de España, Monde
Selección de Inglaterra, Challenger International du Vin de Francia, Viñandino
de Argentina, Concours Mundial de Bruxelles y Wines of the Americas.
El vino mexicano es un ejemplo de éxito y está avalado
por la obtención de más de 400 reconocimientos y premios a nivel internacional
en los últimos años, que libres de prejuicios y paradigmas, garantizan su
calidad mundial.
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Bibliografía
“ELABORACIÓN CASER DE VINOS”, de Wolfgang Vogel,
traducido por Jaime Esaín Escobar, Editorial ALRIBIA S.A., Zaragoza. Impreso en
España. 1998
“EL VINO, Conocimientos Básicos, de Julio Michaud,
Editorial Everest S. A. Impreso en España.
“LOS VINOS, LOS QUESOS Y EL PAN” de Graciela M. de
Flores. Editorial Limusa S.A. de C.V. Hecho en México. Año 2004
“EL VINO Y LAS LETRAS, La uva pródiga” de María Luisa
Tavernier, Editorial “DIANA”. Año 1994. Hecho en México.
Páginas web: http://elcatalista.org/2011/02/847
http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/ciencia-y-tecnologia/2004/04/13/11792.php http://vinomex.homestead.com/historiaModerna1945.html
Wikipedia: Vino Mexicano