Llegar a Chiclayo
es volver a sentir
la brisa del mar
en la cara.
Es volver a percibir
los olores y colores
de la sabrosisima
gastronomía chiclayana.
Llegar a Chiclayo
es volver a caminar
por sus calles torcidas y angostas
bajo un sol ardiente
y un viento fresco,
que nos refresca hasta el alma.
Volver a Chiclayo
es volver a reír
como niños
con los viejos
amigos de la infancia.
Estar en Chiclayo
es volver a contemplar
el vuelo alegre
de los gallinazos.
Volver a Chiclayo es
refrescar el alma.
Chiclayo 3 de enero del 2016.
los olores y colores
de la sabrosisima
gastronomía chiclayana.
Llegar a Chiclayo
es volver a caminar
por sus calles torcidas y angostas
bajo un sol ardiente
y un viento fresco,
que nos refresca hasta el alma.
Volver a Chiclayo
es volver a reír
como niños
con los viejos
amigos de la infancia.
Estar en Chiclayo
es volver a contemplar
el vuelo alegre
de los gallinazos.
Volver a Chiclayo es
refrescar el alma.
Chiclayo 3 de enero del 2016.