Garabatos de un caminante

Garabatos de un caminante
Apizaco, Tlaxacala, México

miércoles, 29 de agosto de 2018

LAS PALABRAS MUEREN

Mueren las palabras
en boca del mentiroso.


Mueren las palabras
en boca del chismoso.


Mueren las palabras
en boca del cizañoso.


Mueren las palabras
en boca del pedófilo.


Mueren las palabras
en boca del xenófobo.


Mueren las palabras
en boca del calculador.


Mueren las palabras
en boca del abusador.


Las palabras se debilitan.
 

El verbo pierde su virtud.

Las oraciones pierden
su fuerza.


Las frases sangran.
Las palabras mueren.


Carlos Cabrejos Bocanegra México 29 de agosto del 2018

lunes, 27 de agosto de 2018

DUELE. DUELE, DUELE

sábado, 18 de agosto de 2018

GRACIAS A LA VIDA...

Desde hace años es mi deseo
darle gracias a la vida
por todo lo que me da
y me ha dado.


Le doy gracias por mi madre
y por mi padre
que me regalaron el aliento.


Por mis hermanos que se adelantaron
y me cuidan todos los días
desde el cielo eterno.


Le doy gracias por Chiclayo,
la tierra donde nací.
(Tierra amada
nunca te olvido).


Le doy gracias por ser peruano,
porque ser peruano
es tener de inga, mandinga,
de chino, de italiano, de francés, inglés,
japonés, etc.


Le doy gracias a la vida por mi rica historia,
por nuestra sabrosa comida
por nuestras tradiciones,
por la música de Chabuca Granda
por las letras de Palma,
por los milagros del negrito San Martín,
la belleza de Santa Rosa de Lima,
las décimas de Nicómedes Santa Cruz y
los "Heraldos Negros" de César Vallejo.


Le doy gracias a la vida por mis amigos del barrio.
Le doy gracias a la vida
porque con ellos crecí
peloteando en la calle,
jugando con barro,
nadando en la acequia
correteando en la playa.


Le doy gracias a la vida
por toda la gente que conocí,
por la Sra. León,
la señora de Piura,
de la urbanización Santa Isabel.
(Siempre la tengo presente
con una enorme gratitud.)


Le doy gracias a la vida
por la primaria del pelao Vigil,
por la secundaria del tradicional "San José",
por la Universidad de Piura.


Le doy gracias a la vida por mis amigos
de la primaria, de la secundaria
de la universidad,
del trabajo de la Prensa, Expreso y OJO.


Le doy gracias a la vida
que me trajo de la mano
hasta México sorteando
peligros como un aventurero.


Le doy gracias a la vida
que me enseñó a quemar las naves
que me dio a mi esposa,
a mis hijos
y a mi nietecita que amo tanto.


Le doy gracias a la vida
por el azul del cielo
y las nubes blancas.


Carlos Cabrejos Bocanegra,  México 18 de agosto del 2018