Hace unos días cuando iba a la colonia Roma, en la línea 9 del metro de la Ciudad de México, escuché a una señora que le decía a su hijo adolescente: - "la gente de allí es bien mala..."
No escuché más, ni sé de qué más venían platicando, ni a que gente se estaban refiriendo. Pero esas palabras penetraron muy dentro de mí y me hicieron recordar mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y toda mi vida pasó frente a mí como una película de horror. Recordé a mi madre aconsejándome contra la gente mala. Recordé a mi padre aconsejándome en contra de los chinos viciosos, de los curas mentirosos, de los limeños elegantes, de los negros con plata, de los cholos con puesto y de los blancos pobres; para él toda esa gente era mala y sólo debía evitarla.
Recordé como en otra ocasión, cuando iba de Zárate al centro de Lima, una señora también le decía a su hijo: -"Esa gente es bien mala"....
En aquella ocasión tenía 24 años cuando, por primera vez, oí en un medio de transporte público decirle una madre a su hijo: "La gente es mala". Hoy por segunda vez, lejos de mi país, pero también en un medio de transporte público, escucho que una madre le dice a su hijo adolescente: -"La gente de allí es bien mala..."
Y hoy como hace 25 años siento la misma necesidad de volver a escribir lo que escribí hace 25 años, unos garabatos que me liberan del peso de los prejuicios sembrados, por mi familia y por mi sociedad, en mi alma:
" LA GENTE ES MALA"
No escuché más, ni sé de qué más venían platicando, ni a que gente se estaban refiriendo. Pero esas palabras penetraron muy dentro de mí y me hicieron recordar mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y toda mi vida pasó frente a mí como una película de horror. Recordé a mi madre aconsejándome contra la gente mala. Recordé a mi padre aconsejándome en contra de los chinos viciosos, de los curas mentirosos, de los limeños elegantes, de los negros con plata, de los cholos con puesto y de los blancos pobres; para él toda esa gente era mala y sólo debía evitarla.
Recordé como en otra ocasión, cuando iba de Zárate al centro de Lima, una señora también le decía a su hijo: -"Esa gente es bien mala"....
En aquella ocasión tenía 24 años cuando, por primera vez, oí en un medio de transporte público decirle una madre a su hijo: "La gente es mala". Hoy por segunda vez, lejos de mi país, pero también en un medio de transporte público, escucho que una madre le dice a su hijo adolescente: -"La gente de allí es bien mala..."
Y hoy como hace 25 años siento la misma necesidad de volver a escribir lo que escribí hace 25 años, unos garabatos que me liberan del peso de los prejuicios sembrados, por mi familia y por mi sociedad, en mi alma:
" LA GENTE ES MALA"
La gente es mala le enseña la madre al hijo.
La gente es mala le enseña el padre al hijo.
La gente es mala repite el hermano a la hermana.
La gente es mala repite la hermana al hermano.
La gente es mala repiten los parientes.
La gente es mala repite el indigente.
La gente es mala repite el poderoso.
La gente es mala repite el ignorante.
La gente es mala repite el ilustrado.
La gente es mala repite el obrero.
La gente es mala repite el profesional.
La gente es mala repiten todos
sin darse por aludidos,
como si fueran extraterrestres
y
no simples seres humanos
con pecado orginal,
con malicia;
pero
también con bondad,
con fuerza,
con la virtud
para vencer al mal..
Porque todos somo gente,
somos la gente,
gente, gente...
Tú y yo somos la gente
por eso no digas que mala es la gente
mejor hay que ser conciente
y
comprensivo
de nuestra naturaleza humana
con tendencias al bien y al mal.
Carlos Enrique Cabrejos Bocanegra, Lima 1985
La gente es mala le enseña el padre al hijo.
La gente es mala repite el hermano a la hermana.
La gente es mala repite la hermana al hermano.
La gente es mala repiten los parientes.
La gente es mala repite el indigente.
La gente es mala repite el poderoso.
La gente es mala repite el ignorante.
La gente es mala repite el ilustrado.
La gente es mala repite el obrero.
La gente es mala repite el profesional.
La gente es mala repiten todos
sin darse por aludidos,
como si fueran extraterrestres
y
no simples seres humanos
con pecado orginal,
con malicia;
pero
también con bondad,
con fuerza,
con la virtud
para vencer al mal..
Porque todos somo gente,
somos la gente,
gente, gente...
Tú y yo somos la gente
por eso no digas que mala es la gente
mejor hay que ser conciente
y
comprensivo
de nuestra naturaleza humana
con tendencias al bien y al mal.
Carlos Enrique Cabrejos Bocanegra, Lima 1985
Como dijo Cristo: "Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra".