Durante las últimas horas he pensado mucho en la muerte de Nelsón
Mandela y he llegado a la conclusión que fue hombre que supo comprender
la naturaleza humana y amo y vivió su humanidad.
Si deseamos honrarle imitemosle amando nuestra propia humanidad.
Los seres humanos no somos ángeles, ni animales irracionales, somos
simplemente seres humanos que debemos vivir de acuerdo a nuestra propia naturaleza y eso significa que debemos buscar la felicidad a travéz de la busqueda de la virtud y la perfección.
Los samuraís buscaban mejorar cada día.
Los incas decían: No seas mentiroso, no sean ocioso, no sea ladrón.
Vivir fuera de la virtud es vivir en el vicio y la perversión.
Sólo así podemos comprender a Mandela y a este sabio poema del Rey Poeta Nezahualcóyotl:
"Amo el canto del cezontle
pájaro de cuatrocientas voces.
Amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores;
pero amo más a mi hermano el hombre".
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