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sábado, 22 de agosto de 2020
DE SKIPPY EL CANGURO A LA ENSEÑANZA POR LA TELE Y LA RED
A partir de este lunes 24 de agosto 25.4 millones de estudiantes regresan a clases en medio de la pandemia de Covid 19 que ya ha matado a 60 mil mexicanos.
En esta oportunidad los millones de estudiantes no asistirán a sus respectivas escuelas, sino que recibirán sus clases a través de la televisión abierta y de la red.
Y ante esta situación tan extraordinaria, me lleno de recuerdos y, en particular, me acuerdo de una serie australiana que no me la perdía por nada en el mundo: Skippy el canguro.
Era una serie que veía en blanco y negro allá por los años 70 y se trataba de un niño que tenía por mascota a un canguro llamado Skippy.
Como en toda serie anglosajona, la mascota era muy lista y le ayudaba al niño a solucionar los problemas que le causaban sus diferentes aventuras. Así Skippy era como el rin tin tin del cabo Rusty.
La aventuras de Rin tin tin, un hermoso pastor alemán, estaba situada en el viejo oeste y era otra serie en blanco y negro que me gustaban mucho.
Pero volviendo a Skippy, una de las cosas que más llamaban mi atención era la forma en que el pequeño Sonny Hammond recibía sus clases escolares muy lejos de Camberra, la capital de Australia.
Sonny dejaba de jugar con su canguro y acudía a su casa en el Parque Nacional de Waratah para recibir sus lecciones a través de la radio de su padre, el jefe de los guardabosques, Matt Hammond.
A mí me llamaba la atención que sus clases escolares las recibiera a través de un radio comunicador, porque, por esos días, tendría unos 10 años o menos y como cualquier niño iba a la escuela primaria, donde la maestra de turno nos daba las clases en vivo y uno gozaba de la compañía de sus amigos sobretodo a la hora del recreo.
Me llamaba la atención como Sonny podía estudiar lo que el maestro le enseñaba a través de la radio de onda corta, si para mí no era tan fácil entenderle a la maestra que nos enseñaba matemáticas, español y todas las materias y si uno fallaba nos jalaban las orejas o nos jalaban de las patillas o nos daban un reglazo en la palma de las manos.
Yo pensaba que Sonny tenía mucha suerte de tener un maestro a la distancia, que no lo castigaba, ni lo regañaba, ni le gritaba y mucho menos le pegaba, ni le rompía un tuvo de PVC en la cabeza como un día me pasó cuando estaba en tercero de primaria.
Y hoy con el paso de los años,veo que las clases a distancia, no presenciales se hacen una realidad. Una realidad no por el deseo del Estado, sino más bien por la urgencia de cuidar a la población escolar para que no se contagie de este virus SARS-CoV.-2, que a nivel mundial ya se llevó al panteón a más de 800 mil personas.
Sólo espero que esta nueva realidad sea una oportunidad para que padres e hijos compartan su tiempo con el único fin de fomentar los lazos familiares, el amor entre padres e hijos y disminuyan las estadísticas de la violencia intrafamiliar, que tanto daño está haciendo a nuestra sociedad.
Recuerden que la primera escuela es el hogar y espero que este dicho se convierta en una verdadera realidad. Los hijos aprenden con el ejemplo no con gritos, no con golpes, ni con jalones de patillas u orejas, ni rompiendo tubos de PVC en la cabeza.
No olviden que esta nueva realidad es un reto a nuestra creatividad.