Desde que era estudiante de secundaria nos hablaban del "milagro japonés"
y nos hacían sentir que los peruanos y en general los latinoamericanos éramos flojos
y por eso nuestros países eran naciones subdesarrolladas.
Con el paso del tiempo hoy sabemos que esto no es así.
El milagro japonés dependió mucho de su relación con Estados Unidos. Los gringos después de
la segunda guerra mundial no querían que el comunismo de Mao se extienda por toda Asia y
vieron en Japón un aliado estratégico para frenar el avance de los maoistas.
Así que los gringos, que piensan no sólo a corto plazo, se vieron obligados a sacar a Japón de la
pobreza provocada por la Segunda Guerra Mundial y convertirlo en una potencia, no sólo económica, sino también militar.
Sin embargo no se puede negar que pese a la derrota, Japón seguía siendo un país rico en tradiciones, moral y disciplina. Esas cualidades niponas
más el dinero gringo convirtieron a Japón en una potencia, que se viene derrumbando desde finales del siglo XX.
No es que me alegre, sino que esto demuestra que es difícil que nuestra amada América Latina
salga de la pobreza mientras los países desarrollados nos vean sólo como productores de materia prima,
como países ricos en recursos naturales.
Siempre me pregunto: ¿Qué pasaría si América Latina, de México hasta la patagonia fueran países desarrollados?
¿Qué pasaría si nosotros los latinoamericanos tuviéramos la capacidad de transformar nuestra materia prima en productos
con alto valor agregado? ¿Qué pasaría si en vez de vender nuestros recursos naturales fuéramos capaces de transformarlos en
coches, aviones, teléfonos, medicinas, etc? ¿Qué nos podrían vender los gringos, los europeos y hasta los chinos?
En conclusión pienso que los latinos no somos flojos, sino que nos dejan crecer porque es el gringo, es el europeo, es el chino
quien necesita de nuestros recursos naturales para mantener trabajando sus industrias.
El "milagro japonés" no fue un milagro fue algo necesario para detener el avance del comunismo en Asia
—El "milagro japonés" incluye el reconocimiento tácito de Japón como potencia económica, donde se vislumbra
una intensificación de la interdependencia entre ese país y Estados Unidos. Los indicativos plantean el establecimiento
de un bloque comercial en el Asia oriental, liderado económicamente por la potencia nipona". "The international political economy", p. 150
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