México 13 de abril del 2011
Desde el pasado domingo 10 estoy desconcertado por los resultados de las elecciones en nuestro país.
No entiendo como Humala y Keiko hayan pasado a la segunda vuelta.
Y todo este tiempo me estoy preguntando: ¿Es que acaso nuestro pueblo no tiene memoria? ¿Es que ya olvidaron las dictaduras de Velasco y Fujimori? ¿Es que ya olvidaron más de treinta años de sufrimiento? ¿Ya olvidaron la guerra contra el terrorismo? ¿O es que a la mayoría de los peruanos les gusta la mala vida?
Y no encuentro respuestas. Sé que la Democracia no es perfecta, como los seres humanos no somos perfectos; pero por lo menos nos da la opción de soñar y poder alcanzar nuestros sueños. Nos da la oportunidad de ser emprendedores, autárquicos y correr riesgos.
Yo salí del Perú en 1988 con un amigo, 80 dólares y un poemario.
Pero gracias a Dios en este imperfecto sistema democrático que vivo en México, desde septiembre de l988, he podido alcanzar mis sueños.
Vivo de mis poemas y de lo que escribo. Estoy seguro que en una dictadura nunca lo hubiese logrado.
Yo así como mucho de ustedes no creo mucho en la bondad de las instituciones, ni de los políticos; pero sí creo que un Estado que respete nuestra libertad de pensar, de escribir, de movimiento, de emprender, etc. se pueden lograr nuestros sueños y un mejor nivel de vida económica.
Creo que la Democracia nos permite ser emprendedores. Creo que la Democracia nos permite trabajar con iniciativa. Creo que la Democracia nos permite ser autogestivos, autosuficientes, autárquicos. Creo que la Democracia nos da igualdad de oportunidades, pero no depende del Estado; sino, de uno mismo, de la fuerza vital que uno tenga para trabajar honradamente y salir adelante.
Creo que ustedes, en el Perú, no necesitan una dictadura política, ni argollera para encontrarse con sus sueños. Creo que viviendo democráticamente pueden mejorar su calidad de vida. Creo que trabajando individualmente o en sociedad se alcanzan los objetivos trazados; pero hay que trabajar con ilusión, con fuerza, con constancia y determinación. Creo en una sociedad tolerante, con igualdad de oportunidades, con pluralismo, menos racista y más honesta.
Regresar a una dictadura, a un sistema antidemocrático es matar la vida emocional de millones de peruanos que creen en ellos mismos, en sí mismos, que tienen espíritu emprendedor, que se levantan temprano para ir a trabajar todo por amor a su familia y por ende hacen patria.
Votar por Humala o Keiko no es lo peor. Lo peor para la vida democrática del país es no votar. Es viciar el voto. Es ser no responsable con el momento histórico que estamos viviendo. Es matar la ilusión de los peruanos, de cualquier estrato social, que aman la Democracia, que viven de su trabajo, de sus sueños, de su esfuerzo, de su honestidad.
No votar es permitir que la corrupción y la dictadura regresen a nuestro país por la puerta grande, por la puerta del silencio de los electores, por la puerta del miedo y la indiferencia.
No votar es perder nuestra fuerza moral sobre quien vaya a dirigir los nuevos destinos de nuestro país.
Este es el momento de la verdad, de conocer si somos un pueblo maduro o seguimos siendo el pueblo ignorante que pensó que el velasquismo era la felicidad para el Perú.
Atte.
Carlos Enrique Cabrejos Bocanegra
Periodista y poeta peruano
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