Garabatos de un caminante

Garabatos de un caminante
Apizaco, Tlaxacala, México

domingo, 22 de agosto de 2021

lunes, 2 de agosto de 2021

domingo, 1 de agosto de 2021

LA FELICIDAD: ES VIVIR UNA VIDA DIGNA DE SER VIVIDA

Sé que me tardo para escribir en este espacio; por eso les pido disculpas y, a la vez, les agradezco de corazón que me sigan y me lean.
Esta vez escribiré sobre la FELICIDAD.
Sé que es un tema muy trillado, muy manoseado y que para muchos la felicidad no existe, porque vivimos rodeados de dolor, injusticia, violencia, corrupción, delincuencia, satanismo, maldad, etc. o como, dice el verso de la oración Salve Regina, vivimos en un "valle de lágrimas".
Entonces me pregunto: ¿Por que hoy, en pleno siglo XXI, Tal Ben-Sahar, ex-catedrático de la famosa Universidad de Harvard ha creado la corriente llamada: Ciencia de la Filosofía?.
Tal David Ben-Sahar, norteamericano-israelí, escritor, especialista en psicología positiva y liderazgo explica que la felicidad del ser humano se puede construir siguiendo los siguientes pasos:
1)Creer en la felicidad.
2)Cultivar las relaciones personales.
3)Desconectarnos de la tecnología.
4)Concedernos el permiso para ser humanos.
5)Aprender a descansar.
6)Ser agradecido y estar agradecido.
7)Estudiar la felicidad.
8)Invertir en la felicidad.
9)Hacer una lista de nuestras pasiones y nuestros puntos fuertes.
10) Entrenar la felicidad.
Tal Ben-Sahar está convencido que la felicidad de la mujer y del hombre se puede edificar, porque como dijo Aristóteles, tres siglos antes de Cristo, en Grecia, el ser humano ha nacido para ser feliz.
Y tienen razón existimos para ser felices y ese el objetivo de nuestra existencia en este mundo.
Sin embargo, como decía mi maestro de Teología el padre Ugarte, en la Universidad de Piura, Perú, a nadie se le puede hablar de la felicidad, a nadie se le puede hablar de Dios con el estómago vacío.
Y este punto lo tenían muy en cuenta los pensadores andinos y de la meseta de Anáhuac.
Para el Imperio de los Incas su mayor tesoro no era ni el oro, ni la plata, ni las piedras preciosas, era el maíz, es decir su alimento básico. Pues consideraban que un hombre para ser una persona correcta y feliz no tenía que pasar hambre, ni carecer de casa, trabajo y vestido.
Así también creían firmemente que un hombre y una mujer tenían que ser educados, formados en las ciencias, las artes, el deporte, las técnicas y el trabajo doméstico con el fin de engrandecer el imperio y vivir en armonía con el universo visible, invisible e infrahumano.
Los mismo pensaban los aztecas, cuya leyenda dice que el mismo Quetzalcóatl se convirtió en hormiga para ingresar a las entrañas del cerro donde las hormigas guardaban celosamente los granos de maíz. Convertido en ese insecto trabajador robó un grano de maíz y se lo entregó a los hombres, que el mismo había creado con su propia sangre. Además el demiurgo por excelencia le enseñó al ser humano a cultivar el maíz para que se nutriera con el y satisfaga su primera necesidad vital: el hambre.
Luego el mismo Quetzalcóatl le enseño al ser humano, contento y con el estómago satisfecho, las ciencias, las artes, el deporte, la astrología, y fijó los días para las oraciones los sacrificios y la penitencia.
Considero personalmente que en este punto el pensamiento andino como el pensamiento azteca coinciden. El ser humano para ser feliz tiene que satisfacer primero sus necesidades básicas: comida, casa y vestido. Luego sus necesidades psicológicas como son el estudio, la ciencia, el deporte, la religión, las oraciones y el conocimiento espiritual de sus emociones y debilidades. Y por último satisfacer sus necesidades trascendentes que se basan en el espíritu de servicio, en enseñar al que no sabe, en compartir su conocimiento en armonía, respeto y reciprocidad con el universo, con el cosmos o la pachamama.
Como dirían los aztecas los seres humanos para ser felices debemos vivir una vida digna de ser vivida.