Garabatos de un caminante

Garabatos de un caminante
Apizaco, Tlaxacala, México

miércoles, 23 de marzo de 2011

LA FAMILIA

La familia Monster. Como nos divertía cuando éramos niños.

El día de ayer fui a visitar una clienta de la colonia Benito Juárez, en el municipio de Nezahualcóyotol, donde vivo desde hace 20 años y me contó algo muy triste.
La mejor amiga de su única hija de 17 años se cortó la vida hace un par de semanas. Ahora su hija está muy afligida y hasta se siente culpable por el suicidio de su amiga.


Mi clienta me comenta que llevará a su niña con el sicólogo para que supere este hecho tan traumático y se libere de esa carga pesada que en estos instantes la tiene en un estado de pesadumbre y dolor.

Ella, mi clienta, expresa que no entiende porque se mató esa jovencita que era hija de familia y aparentemete todo marchaba de maravilla en su casa.

Luego de escucharla, hablé con ella, le surtí lo que necesitaba y me alejé pensando en lo que me había contado. Comencé a reflexionar y a recordar el viejo poema que escribí sobre la familia a mediados de los '80; cuando, yo también me sentía solo, deprimido y con ganas hasta de quitarme la vida porque sentía que la familia más que una alfombra para caminar suavecito se convertía en loza sobre mi espalda, en un camino de espinas que lo único que hacía era provocarme dolor más que alegría.
Quiero mucho este poema, porque pienso que fue uno de los que salvó mi vida.


LA FAMILIA

La familia...
¿Qué es, Señor, la familia?
Acaso
sólo
es
¿Un clan de gente
qué solo sirve
para maltratarse
moralmente?
O
es
acaso
una celula conflictiva
que dentro de una jungla mayor
con malas caras
malos tratos
buscan pisotear
el alma
de
un
ser
humano.

Qué triste
visión de familia
me enseñan,
Señor,
mis familiares.

Son mi sangre
o
son mi hiel.
Son el oxígeno
que sostiene
mi existencia...
o
el monóxido
que destruye
mis células.

martes, 22 de marzo de 2011

JAPON: UN EJEMPLO DE HUMANIDAD

Japón sinónimo de solidaridad, respeto, compasón y amor.
(Foto: Cadena Ser)

En estos momentos no deseo comentar nada. Sólo quiero escribir un poema que, según mi punto de vista, describe al país que conoce el dolor la desgracia y la tragedia.

Los japoneses
al mundo entero nos dan una gran leccion.
En medio del dolor y la tragedia
nos muestran que tan humanos son.
Mantienen el orden,
no hay saqueos,
no hay robos,
sólo dolor
y
mucha compasión.

Saben ser solidarios
saben sufrir en silencio
y
180 héroes
sacrifican sus vidas por toda la humanidad.
Que gran ejemplo de servicio y amor
en medio
de la tragedia y el dolor.

Aprendamos de nuestros hermanos
de Japón.
Siempre venciendo al dolor,
siempre venciendo a la tragedia.
Son cuatro valores sencillos
solidaridad,
respeto,
compasión
y
amor.








domingo, 6 de marzo de 2011

Lourdes, Alberto y yo: Amigos por siempre

Alberto, Lourdes y yo

Carlitos hoy me diste una gran sopresa. Me paré como siempre a checar los periódicos y mi correo por medio de la red. Estaba dispuesto a subir un poema sobre la familia, que escribí en la década de los 80. Pero al abrir mi correo, leer tu nombre: Carlos Morales; y al leer tu mensaje, las lágrimas corrieron por mi rostro y comencé a llorar como un niño. Maribel, la tercera de mis hijas me abrazó muy fuerte y riendo llena de emoción me dijo: ¡Papi!... ¡Es el hijo de tu amigo Alberto Morales...!. Le respondí llorando: Sí, Belita... Es el hijo de mi viejo amigo Moralitos...Mi hermano del alma, mi viejo compañero de trabajo y de aventuras. De una aventura que nos sacó del país hace más de 22 años y que aún no termina porque ambos estamos vivos y podemos seguir escribiendo un viaje de sueños y esperanzas que empezó un 30 de agosto de 1988.
Sí después de 22 años, Alberto y yo, volvemos a hacer contacto. Yo lo busqué por medio de la red desde hace 8 años y no lo pude encontrar hasta que, hoy 6 de marzo del 2011, su hijo Carlos Morales me encontró a través del facebook.
Hoy es un día muy especial para mí. Es un día de alegría. Mi amigo Alberto Morales y yo hemos hecho contacto. Dios hace milagros, sobretodo porque ayer sábado tuve una experiencia muy dolorosa.
Por mis actividades como editor y escritor, ayer sábado, conocí a un pequeño de Tepito. Un niño menudito, que a simple vista parece tener 9 años, pero está a punto de cumplir 12.
Está un poco raquítico para su edad, pero el ambiente en el cual vive lo ha convertido en un pequeño ladrón.
Conocer su historia me dolió tanto que me metí a un oratorio y de rodillas con la cabeza besando el piso, como un musulman, le pedí a Dios que lo llene de amor. Porque sólo con el amor de Dios ese niño podrá ser un hombre de bien, mañana más tarde. Hoy sólo puedo rezar por él, ver la manera de hacerle llegar las revistas didácticas que publico y no juzgarlo, porque es un pequeño que sufre y que lo único que desea es el cariño de su padre que está en la cárcel y de su madre que lo abandona todo el día para irse a trabajar por un poco de tortilla y pan.
La historia de este niño me duele bastante y ahora (no sé porque Dios hace que las cosas coincidan), Alberto hace contacto conmigo. Me lleno de alegría, me lleno de esperanzas y sobretodo ahora entiendo mucho más porque hay que luchar por nuestra familia.
Tal vez el padre de ese niño no entendió que su egoísmo lo llevaría a la cárcel y a destrozar la vida de su pequeño y de su familia.
Alberto comprendió en su momento que sino tomaba una generosa decisión de alto riesgo, en la cual nos jugabamos la vida, sus hijos no tendrían la fortuna de vivir hoy en Canadá.
Hoy la vida me da una lección, Dios me permite tener estas vivencias para que siga luchando por hacer su voluntad y seguir apoyando a mi prójimo, a otro ser humano.
La vida no tiene sentido cuando somos egoístas, cuando no tenemos amigos, cuando no valoramos a nuestra familia.
Hoy Alberto, mi viejo amigo, hizo contacto conmigo, ayer un pequeño ladrón me dio una hermosa lección. Mañana no sé que pasará, sólo sé que debo agarrarme fuertemente de Dios.