hace 37 años salí del Perú.
Y hoy después de 37 años
lejos de mi tierra
lo que más extraño
de mi tierra chiclayana
son sus alfajores,
sus barras,
sus kinkones
rellenos de manjar blanco
de Lambayeque.
Añoro el sabor único
e inolvidable
de los alfajores y las barras
que vendía doña Vega,
en su panadería
ubicada entre las esquinas
de Balta y Cabrera.
Como olvidar el aroma
y los colores
de la pequeña fábrica
de helados y alfajores
la "Flor del Norte",
en la cuadra 3 de Cabrera.
Recuerdo aún
el sabor singular de
los kinkones San Roque
con su combinación
de manjar blanco
y dulce de piña.
Un regalo típico y
obligado
que teníamos que llevar
todos los chiclayanos
cuando íbamos de visita
al pueblo de la santa limeña.
Llegar a la capital
sin un kin kón
para regalar
era imperdonable.
No lo puedo creer
37 años fuera de mi tierra
y con sólo pensar
en esos incomparables
manjares
se me hace agua la boca.
Alfajores, barras y kinkones
rellenos de manjar blanco
lambayecano
hasta Santa Rosa de Lima
con solo probarlos cantaría:
"Son postres indelebles
y como los ángeles buenos,
dulces e inmortales".
Carlos Enrique Cabrejos Bocanegra
México 14 de diciembre del 2025