Garabatos de un caminante

Garabatos de un caminante
Apizaco, Tlaxacala, México

sábado, 16 de marzo de 2019

LA HONESTIDAD. CUALIDAD QUE EL PRESIDENTE DE MÉXICO ANDRÉS MANUEL LOPEZ OBRADOR QUIERE SU SU PAÍS PRACTIQUE.


Una verdad universal es que los seres humanos (hombres, mujeres, niñas y niños) para desarrollarnos individual y socialmente necesitamos vivir en familia, pertenecer a un grupo, a una tribu, a un estado a un país, etc. El ser humano para su desarrollo personal necesita de los cuidados y el cariño de una familia, de la aceptación del grupo y del reconocimiento de la sociedad.
Pero nada de ésto tiene sentido si en nuestra vida no existieran normas o códigos que nos sugieran como comportarnos en lo individual y en lo social.
Así que antes de entrar en materia  y definir qué es la honestidad, vale recodar, que desde el inicio de la humanidad han existido grandes pensadores que han explicado que es un valor, una  correcta cualidad, una virtud o  también que es un vicio o  un mal hábito.
Entre estos grandes filósofos de la historia universal tenemos a Confucio, Sócrates, Aristóteles y en la historia de la  América Prehispánica tenemos el pensamiento de dos grandes culturas:  Azteca e Inca. Pensamiento que fue recopilado y dado a conocer por los cronistas como Fray Bernardino de Sahagún en México y el Inca Garcilaso de la Vega en el Perú.
En orden de aparición empezaremos comentando que para el chino Confucio, 500 años antes de Cristo, La honestidad se dividía en tres grados:
Primero: Una honestidad personal. Li en chino. Consiste en que una persona debe ser sincera consigo misma. Es decir uno no puede engañarse a sí mismo.
Segundo: Se llama Yi en chino. En este grado la persona humana no sólo busca su bien personal como en el Li, sino que busca el bienestar de los demás, de los otros. Es decir es altruista y se basa en los valores de la bondad y la justicia. O sea si soy bueno y justo conmigo mismo, también debo ser justo y bueno con mi prójimo. El  le dice no al egoísmo.
El tercer grado decía Confucio se llama Ren. Este grado es el más sublime y transcendental porque se basa en conquistar los valores de la fraternidad y el humanismo. Es decir, que la persona honesta trata a los demás como parte de sí misma.
Trescientos años antes de Cristo, en Grecia, Sócrates decía que la honestidad es un valor propio de los seres humanos relacionado con los principios de verdad, justicia y la integridad moral.
Es decir que esta cualidad ve la relación que uno tiene con uno mismo, con su prójimo, con su familia, con los demás, con la sociedad y el mundo en general.
Para Sócrates el hombre honesto es quien actúa conforme piensa, es decir que sus obras tienen coherencia con su manera de pensar. Por eso decía que todo el que pensaba de una forma y actuaba de otra era deshonesto, corrupto e inmoral.
Aristóteles, otro gran filósofo griego cuyo legado se estudia hasta nuestros días en las mejores universidades de México y del mundo, aseguraba en su libro Ética a Nicómaco que la honestidad está unida a otras cualidades como: La bondad, la belleza moral, la justicia, el valor, la prudencia, la fortaleza y la templanza; es decir que la honestidad es el culmen de todas las virtudes humanas sin excepción.
Aristóteles, entonces, nos dice muy claro que el hombre deshonesto es aquel que se deja corromper por el dinero, la riqueza, el poder, el sexo y los vicios de las drogas, el alcohol y la carne.
En las culturas prehispánicas, antes que los españoles invadieran América, los incas enseñaban la honestidad a través de tres normas en lengua quechua:  Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quea; que en español quieren decir: No seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso.
En nuestra cultura Azteca se enseñaba la honestidad a través de dos valores de suma importancia:  La verdad y la humildad. A los mentirosos,  simuladores e hipócritas se les llamaba totoloxchton y tillanixiquipile.
Los aztecas criaban a sus hijos con estos valores y un estricto código de conducta.
Decían que para forjar la personalidad de los niños y  hacer de ellos hombres seguros, justos, buenos  y honestos necesitaban desde pequeños ser tratados con amor y protección.
Los padres mexicas estaban seguros que el afecto, el cariño y el amor proporcionaba a los niños seguridad. Mientras tanto el buen ejemplo les daba la certeza para cumplir con las normas de conducta estipuladas en el código azteca que exigía honestidad y madurez.
En conclusión podemos definir a la honestidad como la suma de todas las cualidades que nos permite a los seres humanos tener un desarrollo saludable de nuestra personalidad y un desarrollo saludable de nuestra sociedad.
En tanto la deshonestidad es todo aquello que enferma y corrompe tanto al individuo como a su sociedad.
ORIGEN: La palabra honestidad proviene de la voz latina honestitad que significa: Cualidad de decente, decoroso, honrado, respetuoso, digno

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